13/4/17

DEUDAS MORALES: ¿FAVOR CON FAVOR SE PAGA?

Por: Oswaldo Bernal

"Favor con favor se paga". Cuántos no hemos oído esta frase que parece tan común y tan sensata. Una forma de pensamiento popular que es tan familiar, que cuestionarla parece un sinsentido.

Pero, si les dijera que tras una frase como esta se erige una versión de las relaciones humanas que denomino el "afecto transaccional", donde las acciones y sentimientos, las emociones y los afectos se tranzan como en cualquier negocio, en un intercambio interesado, calculado y donde se da, pero también se quita, donde se entrega, se recibe, se paga, pero también se cobra.

Empecemos:

1. "Respete para que lo respeten". (RECÍPROCIDAD):

La frase sobre el respeto que acabo de citar, refleja una cierta idea de reciprocidad, no es la mejor, pero sí es muy popular, y se basa en la idea de que el respeto es un "valor transaccional" y debes dar para recibir. Desde esta perspectiva hay quien cree que si "da" algo: respeto, cariño, dinero, apoyo etc., inmediatamente y de manera lógica como un deber moral implícito, se desprende, una deuda hacia la persona que ha sido interesadamente generosa.

¿Porqué creemos que hay una deuda?

 La respuesta es: RECIPROCIDAD. La idea base es la reciprocidad, es decir que,  es plausible considerar que como muestra de agradecimiento quien recibe un favor, beneficio o apoyo de cualquier índole, estará dispuesto de forma voluntaria y "alegre" a retribuir en igual acción o en acción similar pero de igual valor el favor o beneficio recibido.

Esta última idea, sana y conveniente de la reciprocidad es importante en muchos contextos, por ejemplo, en la supervivencia de tribus o grupos humanos, pues consolidando lazos afectivos se crean redes sociales de apoyo que servirán eventualmente para enfrentar situaciones en la que solo apelando a los "amigos" se puede salir victorioso. Lo mismo sucede en la familia, con relaciones mas cercanas,  pero cuyo apoyo es crucial para un individuo.

Pero entonces ¿reciprocidad o transacción?

La diferencia entre la reciprocidad y la transacción, es que la una se da de manera libre, voluntaria, espontánea y con la mejor disposición posible. La otra  idea,  la de la transacción es la que asume que cualquier persona a la que le hacen un favor tiene por hecho y derecho una obligación obvia, propia, inherente y casi sagrada hacia ti, por la acción realizada. Por vía de la primera se pueden crear amistades, por vía de la segunda esclavitudes.

En conclusión: Las deudas morales No son ni una regla humana, ni natural, ni social. Es una opción que se basa en la reciprocidad libre, no en una obligación transaccional como muchísimos creen.

Y entonces ¿Qué pasa con quién sí cree que al hacer un favor, el otro (quien sea) le debe pagar?

2. "Usted me lo debe (COBRANDO/PAGANDO):



Los favores para algunos son negocios, y como tal los tratan. En algunos casos, es sabido que el favor no se da desinteresadamente, como recuerda Don Corleone, en la famosa cinta "El  Padrino", quién ofrecía sus servicios de seguridad a cambio de favores, y se ofendía si le ofrecían dinero, lo que constituye el esquema de la mafia, el respeto por la palabra y las deudas que se pagan hasta con la vida. Esa era una deuda clara, en un contexto donde así se establecían las reglas de las transacciones.

Por fuera de un contexto mafioso ( u otro similar), asumir que otro te debe, es cuestión de quién así lo interpreta, y no implica nunca al beneficiario, lo supone en la imaginación de quién espera cobrar, pero no así en el mundo fáctico. Y esto ocurre porque NO para todos las relaciones se basan en transacciones,  pues como ocurre  un sinnúmero de veces, no es posible pagar ni en cosa igual, ni en otra cosa o acción de igual valor, por lo que empeñar la vida no es factible y solo le queda al beneficiario el "eterno" agradecimiento a quién lo ha favorecido.

En el mismo sentido, hay quién piensa que ciertos beneficios son "impagables", por lo que autónomamente, algunos se hacen acreedores  "eternos", pagando con cada acto y a veces con creces un favor determinado, lo que se convierte en otra forma de  asumir la transacción.


En síntesis, la reciprocidad emerge libremente al margen de si se pueda o no compensar la acción recibida; no obstante, si la idea de pago/cobro es la que implica problemas al asignar valor transaccional a las acciones humanas, coartando la libertad de otros en función de la propia manera de ver las cosas.

Por eso hay quien vive "cobrando" favores a quienes ni por enterados se dieron de que fue una deferencia o algo especial. Todo ocurre en la cabeza de quien cobra o espera cobrar, como por ejemplo, un conquistador que espera enamorar a una chica (o) y asume que tras ciertas inversiones de tiempo, obsequios y atención es hora de que la otra o el otro paguen de formas y tiempos que sólo el cobrador tiene claros con específicas ansias. Esto es muy peligroso.

Hasta aquí muestro cuando alguien se imagina la transacción desde la perspectiva del cobrador, ya que quien paga, puede imaginarlo y/o hacerlo con iguales consecuencias: la pena y el sufrimiento propio de la deuda.

3. "Mal agradecido". (DECEPCIONANDO):

Ahora bien, si el cobrador no toma su pago a la fuerza, es probable que se sienta profundamente decepcionado, y lo lleve a venganzas o acciones agresivas que dañen a quien no "le ha pagado". Entre ellas, la destrucción de la reputación, la animadversión ajena, llegando incluso a la manipulación afectiva con tal de lograr el cobro, o sumirse en profundas decepciones a raíz de lo que  considera una traición. Un ejemplo típico de esto, es la relación de algunos padres con sus hijos, a quienes han  engendrado con el propósito de que los cuiden de viejos, les hagan compañía o les engendren nietos. Estas tres ideas son expectativas que coartan la libertad de los demás y revelan cómo ciertos padres y madres tienen a sus hijos por "cosas" de las que disponen o creen  poder disponer sin más, solo por ser sus hijos. Grave error, pues en el desarrollo de toda persona la libertad es fundamental, y es muy probable que contra todo pronóstico cada hijo decida su camino, a veces coincidente, otras no. En las que sí, no hay problema; en las que no, habrá decepciones, reproches, malos tratos solo porque alguien no responde a tu transacción de tiempo y dinero como muchos padres esgrimen.

CONCLUSIÓN:

Vivamos en libertad, actuemos sin interés, y si lo tenemos, expresémoslo abiertamente para evitar malos entendidos. A nadie podemos culpar de no cumplir nuestras expectativas, si nunca las compartimos, y aun así, hacerlo no obliga a nadie, a menos que el otro esté de acuerdo y así se hacen los negocios. Pero como sea, dejemos ya de culpar a otros solo porque tu querías o esperabas algo que no se dio en tiempo, lugar o forma; supéralo y sigue. Como dirían por  ahí " Las cuentas claras y el chocolate espeso".

Entonces: Si prestas dinero, no esperes que te deban la vida. Haz las cosas sin interés, puede que otros no compartan tu sentido del deber, ni de las transacciones afectivas y trata de entender que no todos obedecen tus reglas, y si lo entiendes, tal vez tu vida  sea más llevadera.