13/2/11

La mediocridad anda entre nosotros


La mediocridad anda entre nosotros

Por: Luis Oswaldo Bernal Correa

Debo decir que mis palabras buscan liberar un grito que atascado en mi garganta anida hace años, debo decir que mis palabras denuncian cierta circunstancia, frecuentemente encontrada en personalidades pequeñas y populares como la gripa; debo decir que son los mediocres del siglo XXI, son los mediocres ilustrados.

Son posmodernos de slogan

Estas personalidades por lo general son jóvenes “promesas” de algunas carreras profesionales en particular de las humanidades, las Ciencias Sociales y las Ciencias de la Educación. Sin haber tenido la posibilidad de tomarse en serio una postura frente al mundo, cualquiera que ella sea, se abrogan para sí visiones y consideraciones que no sólo desconocen sino que expresan a través de aforismos de calendarios y frases de “agendas”. No gozan de buena reputación, hablan más de la cuenta y en su mayoría nunca han leído un libro completo, sólo resúmenes y análisis. Así las cosas desprestigian lo que la posmodernidad representa, y sin conocer los temas en los que se entrometen hacen de su ignorancia su fuente y escudo. Su frase más celebre es “Nadie tiene la última verdad”.

La sociedad de mutuo elogio

Como estas personalidades hicieron de la ignorancia su hogar y de las frases de cajón su oficio, son personas que no soportan las críticas porque les desagrada sentirse interrogados, no están acostumbrados a la defensa de sus ideas con el uso de argumentos, y por lo general, ante la caída inevitable de su mascarada la indignación aflora y se sienten personalmente agredidos. A nadie le gusta perder, y mucho menos cuando se revela su profunda vacuidad. Estas personalidades sobreviven en ambientes cálidos donde la farsa merodea, son personas que se incomodan ante posturas intelectuales sólidas y las llaman retrógradas porque consideran siempre que sus ideales de slogan son, por sí mismos, o por lógica o por efecto del medio ambiente las ideas correctas… aunque siempre señalarán que no hay nada correcto o incorrecto. Estas personalidades crean burbujas con sus palabras, de tal modo, que nadie critique a nadie, todos se escudan en todo, nadie toma parte en nada, su premisa es elogiarse mutuamente para que nadie se sienta mal por sus ideas “todo el mundo tiene derecho a opinar” y “todas las opiniones son válidas”, por lo tanto, cualquier idiota tiene la razón, o en el peor de los caos, no hay razón alguna en las cosas que hacemos, vemos o pensamos.


Expertos de lo agradable

Dada su tendencia a creer en energías, y en que el mundo se rige según las creencias optimistas sobre sus deseos, han puesto su esperanza en el “positivismo” a ultranza, y con ello han dado paso a la floreciente “literatura” de auto-superación y auto ayuda que exalta sus mediocres prácticas y costumbres, alentando la estupidez que cultivan día a día en su mundo de fantasía en donde nada está mal, y todo puede ser posible. Afianzados en semejantes pilares intelectuales y espirituales  su mayor logro y habilidad radica en repetir y aprender sus discursos psicológicos, pedagógicos, sociológicos y filosóficos de manuales y presentaciones electrónicas donde todo está hecho de manera que a nadie le toque pensar, todo es fabulosamente mediocre, e irremediablemente popular.

Advertencia Final

Si los ven, los conocen… si los identifican procuren alejarse lentamente porque su forma de vida es peligrosamente contagiosa.

Referencias:
Imagen de Rinocerontes: Título: "El prejuicio de los mediocres" publicado en: http://ignaciojosetomas.blogspot.com/ Autor: Ignacio Ledesma

Imagen mujer en burbuja: Publicada en http://elblasco.blogspot.com/2010/05/la-otra-burbuja.html